La Dirección General Impositiva estuvo a cargo de controlar la facturación de los comercios que estaban dentro del autódromo, así como también aquellos dedicados a los rubros gastronomía, venta de alfajores y productos regionales, boliches bailables y locales de venta de remeras y gorras.
Por su parte, funcionarios de la Aduana llevaron adelante controles no intrusivos mediante un importante despliegue tecnológico. Además, se desplegaron una importante cantidad de
recursos humanos para poder efectuar los controles aduaneros que incluyen vehículos y maquinarias. Este operativo comenzó el 13 de abril en el aeropuerto de Tucumán con el arribo del primero de los cuatro aviones que transportaron los 350 mil kilos de materiales para la carrera. La Aduana verificó la descarga y precintó las cajas especiales que se utilizan para embalar la mayoría de los elementos. Los camiones de carga también fueron precintados antes de que se trasladaran desde Tucumán hasta Termas de Río Hondo. Una vez concluida la competencia, la Aduana debió chequear que las mercaderías que ingresaron temporalmente retornen al exterior. Para ello, el ente controló apenas finalizó la carrera el embalaje de las mercaderías que hicieron los equipos de cada piloto y la empresa organizadora del evento.
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